domingo, 12 de octubre de 2008

516 años igual

En 1492, el mundo pasaba por el Renacimiento, una etapa de grandes cambios. La Tierra dejaba de ser vista como algo plano y pasó a ser esférica.

Hasta hacía poco tiempo, ninguna persona que no fuera noble, esclesiástica o constructor, era libre de moverse de un poblado a otro; mucho menos podía intentar diferenciarse del resto.

El ser humano parecía comenzar a dejar la época de oscurantismo y a abrir su mente.

No sabemos si por esa causa o por codicia, la reina Isabel financia la expedición de Colón y este llega a América. No digo descubre porque hay indicios de visitas de fenicios, chinos y vikingos.

Incluso hay mapas, como el de Piri Reis, que nos indican que América era bien conocida entre ciertos círculos. Pareciera que el hombre viajó siempre por el mundo, y que el pueblo fue mantenido en la ignorancia al respecto.

Pero a partir de esa fecha, europeos de todas las clases migran a América. Venían en barcos, que nunca dejaron de llevarse nuestros recursos.

Al encontrarse con el nativo americano, se sintieron superiores por lo avanzado de su armamento, y tomaron sus vidas y pertenencias, pero poco fue lo que tomaron de su cultura.
En vez de eso, los hicieron sentirse inferiores, reemplazaron su religión, les prohibieron hablar su lengua y practicar su medicina.

Así, nos perdimos de pasar por un Renacimiento mas "rico", de adoptar una cosmovisión mas amplia, que nos haga ver como parte de la naturaleza, de hallar la cura a muchas enfermedades, de practicar una economía donde nadie pasaba hambre, conocer métodos de siembra que no dañan los suelos.....


No, el europeo no descubrió América, solo la saqueó y silenció...............

3 comentarios:

Onirica dijo...

y luego la poblo. Ya casi no quedan personas con sangre nativa. Creo solo yo y algun que otro mas.

Oligarca del Norte dijo...

Onirica, quedan y muchas, en el Altiplano, en la Patagonia, en la Selva. Estan calladitos hasta que se los deje hablar de nuevo...

Fede dijo...

Los otros días escuché que, según un estudio hecho recientemente, el 56% de los argentinos tiene, en mayor o menor grado, sangre indígena.

Lo que sí es cierto es que, al menos en Argentina, es bajo el porcentaje de personas con sangre nativa pura, es decir, sin ningún antepasado de origen europeo (o africano) en su árbol genealógico. Pero como dice Oligarca, en el Noroeste, Noreste y la Patagonia quedan bastantes.