lunes, 20 de abril de 2009

Pena de VIDA

Con cada asesinato en manos de pibes chorros se escucha el pedido de pena de muerte.


Si, ya se, no digo nada nuevo.


El ultimo fue el del pibe que le bajo un cargador a un padre de familia.


Ese pibe chorro en cierta forma encontró una manera de igualar su familia a la familia de la víctima, ambas no tienen padre.


Los deudos se sobrepondrán de alguna forma e iniciarán una nueva vida, tarde o temprano.


Veamos la familia del asesino, a la cual no conozco y voy a tratar de describir: una madre que con suerte se dedica a limpiar casas o que cobra un subsidio. Además del de 14, con hijos de 11, 8, 6, 5, 3 años y uno en camino, de distintos padres que seguramente se borraron.


Supongamos que por decreto de nuestra benemérita señora directora de nuestros destinos, nuestra requeridísima presidenta, mañana lo ejecutan.


El padre de familia no resucitará.


Pero quedan varios hermanos más, el de 11 quizá ocupe su lugar y ocurra lo mismo en pocos años más, con otro padre de familia. Alguna hermana del asesino tendrá unos 6 hijos, en no menos de 15 años, o alguno de sus hermanos embarazará a 2 o 3 por año en cuanto esté en condiciones de hacerlo...


En 15 años, el asesino tendrá el potencial de multiplicarse por la cantidad de sobrinos que tenga, incluso sus hijos. Matándolo lo hacemos nada, solo barremos la basura bajo la alfombra.


¿Pagarles subsidios para que no roben?. En uno de mis primeros post expliqué porque no sirve, además, con los subsidios que se dan ahora, apenas les alcanza para pagarse los celulares de $ 2000, o las zapatillas de $ 400 que tienen, también necesitan comer y algunos consumir merca, y para eso necesitan mas plata, por eso roban.


A este que robó lo metería en la cárcel, y allí lo obligaría a trabajar para sostenerse dentro de la cárcel, al igual que a todos los que están presos.

Lo condenaría a la PENA DE VIDA, a la vida de trabajo que llevamos la mayoría.

Ahora nos queda saber que hacemos con los hermanitos de este nene, para que no sigan sus pasos.


Podríamos comenzar por darle contención.


Pero contención es más que una taza de mate cocido y un sandwich.


Conozco docentes que trabajan en escuelas de chicos humildes, y deben lidiar con alumnos que pretenden tomar el control de la clase, y miden constantemente las reacciones del docente...

Pero algunos de ellos logran desarmarlos al hacer algo muy simple: prestales atención.

Les ponen límites y los escuchan.

Esto, que parece una estupidez, es lo que hacían los padres hasta hace no muchas décadas atrás.